La ardiente flecha de soledad que cruzó mi pecho, es proporcional al daño que te hacen cuando tu mundo se rompe, caes en tinieblas, y no puedes parar.

 sentí que la mano me ardía, pero estaba frío, como si me faltara esa manta en invierno, ese café caliente de por las mañanas, el toque de tus dedos en mi piel áspera, las caricias de la mañana, esa mirada que diga…cinco minutos más…

Me di la vuelta, la abracé…y allí estaba con esa melena con las babas pegadas a la almohada, pero aun así, disfruto viéndola ahí, al natural, como es ella, nadando por los sueños de los que nos reímos en el desayuno, con esos huevos revueltos y ese, cariño me tengo que ir llego tarde al trabajo, pasa muy buen dia, eres la mejor, te amo.

Y así es como es, cuando el tiempo no se detiene por nada más, que por esa persona, y tú, tienes el poder de con tu forma de ser, mantener esa luz de tu pecho, a la misma intensidad, o más, y verla reflejada en tus ojos, cada segundo de un día duro, y cada minuto de una noche larga. 

Habrá sonrisas, lágrimas, de alegría o de tristeza, pero siempre el pecho se ilumina como nuestra alma, por ese alguien que un día nos traerá paz, y eternidad de forma, a nuestra palabra tabú, llamada AMOR.

MikelG





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