No permitas que nadie apague el concierto que das cuando brillas, demostrando que tú, y sólo tu, eres dueño de tu propio pentagrama de vida.

Aquella fría sala, aquél piano de teclas insonoras, sonando como si echara a volar mi creatividad, subiendo de escala en escala, como si del progreso se tratara, deslizando mis dedos por la yema de las teclas y produciendo un sonido que genera un repentino escalofrío, que recorre de pies a cabeza a todos los asistentes a ese concierto. Abro los ojos, con la intención de enfocarme en la próxima estrofa, días antes había tenido una mala noche y mi rapidez no es lo que fue semanas atrás, cuando estaba preparándome para el concierto de mi vida. 

Tocar frente a mas de 1000 personas, pensé en bajo para mí, estaba nervioso, me temblaba la voz, y eso que lo que iba a crear en ese entorno era, la voz de mis acordes mayores, convertida en música que hiciera sonrojar hasta el más rojo de los ruiseñores, y que cambiara de color a esos vestidos rojo pasión que acudieron aquella noche lluviosa de noviembre.

Como decía, el concierto de mi vida era en el que estaba en aquél momento, ahora escribiendo esto, recuerdo que había mucha gente, mirándome fijamente incluso algunos pianistas abrí los ojos, y sonreí de felicidad, esperando que la pieza que iba a tocar...


"Nunca dejes de tocar aquellas mayores que te hacen elevarte por encima de tus límites, a pesar de cuánta gente haya mirándote, acompañándote, resguardándote...Al final, solo unas pocas llegarán al final de tu concierto, conociendo esa parte de ti sin más que notas en blanco, escritas en una partitura que solo tú te permites entender, y no dejas que nadie, por nada del mundo, cambie la clave que llevas contigo, tu esencia, tu voz, y tu melodía."

MikelG



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