Tomarnos los meñiques es lo más lindo de los paseos de mañana, abrazarte es el mejor placer, que termina con un beso en la frente, y decirte, yo te cuidaré, compañera de vida, mi amor.
Llegar a querer, es como construir una casa desde los cimientos, poco a poco, va tomando forma, la que nosotros deseamos, llegando a verse tal y como nos imaginamos, o simplemente, como pensamos que va a ser en nuestro interior. Empezar por esos cimientos de confianza, llegar a casa todas las noches, despertar todas las mañanas, y ver tu cara y tu sonrisa, eso es lo que esperamos, a decir verdad, como resultado de todo el esfuerzo y el tiempo que invertimos en esa persona, esos muros que hemos tenido que superar, para llegar hasta esa estabilidad, que buscamos, sin quietud, desde el inicio al final, de esos cimientos de la casa de nuestro presente futuro. Continuar con esas paredes que nos dan estabilidad, comunicarse, y comprenderse, llega a ser uno de esos retos, que en el día a día, nos hacen ver cómo es la otra persona, en diferentes circunstancias, y en las mismas situaciones, y ver, que a veces las apariencias pueden engañarnos, pero, otras veces, nos muestra que la persona ...