De derecho o del revés, boca arriba o boca abajo, sólo uno mismo sabe, si es verdad o no, que está improvisando.

 No se empieza por el principio, ni se termina por el final. Ni hay capítulos en el día a día, más que una constante, llamada improvisar.

Todos improvisamos, bien sea con decisiones que tomamos, o acciones que realizamos, queramos o no, estamos hechos de improvisaciones constantes, impredecibles, como cuándo agotará el sol su energía, o cuándo nos tocará la lotería.

Lo que quiero decir con ésto es, todo lo que hagas hazlo por tí, porque lo quieres, no porque nadie te obligue a hacerlo, o porque sientes que debes sino esa persona tomará una idea inapropiada de la situación, o equis.

Recuerda, nada es lo que parece, la improvisación está hecha de sonrisas, lágrimas, esfuerzos y recompensas, pero sólo un motor…tu fuerza de voluntad para cambiar las cosas.

Mikel G.



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