Mente y Pluma

Cuando conocemos a diferentes personas, y nuestra mente está en un estado de paz, tranquilidad, libertad, lo percibimos todo con otros ojos, con otro aroma. Puesto que el olfato es uno de los cinco sentidos, es la propia palabra, sentido, lo que da vueltas cuando entablamos conversación con dicha persona; cómo lo cuente, de hecho, es un gran rasgo que valoro plenamente, porque cuando algo nos huele bien, siempre tendemos a repetir el mismo camino.

Empiezas a conocer a una persona, te gusta su energía, sus ojos, su cuerpo, lo que sea pero te llama la atención.  Vas descubriendo con tinta invisible las flaquezas y las fortalezas de la persona, pero sin descifrar el capítulo de cada etapa de su personalidad, por ende, de su vida. El tiempo empieza a correr y entonces la voluntad de cada uno se da a conocer…no te rindas, se tú mismo, y deja que todo fluya.

La promesa de la esperanza, es como un puzzle que construyes poco a poco, vas poniendo una pieza encima de otra, ante el riesgo de perder el equilibrio y volver a tener que unir las piezas…si aun se puede nuevamente. Lo que intento decir es, no pierdas la esperanza con nada ni con nadie, dentro de lo racional y de lo posible, porque la esperanza que damos a alguien, es una vela que mantenemos encendida, ya será con cosas reales y plausibles, o con ideas hipotéticas, pero estamos creando en dicha persona una dependencia emocional sobre nosotros, muy peligrosa, porque…si la decepcionamos, ese puzzle, no se volverá a poder unir. Construye tu puzzle de esperanza con inteligencia, disfruta del proceso, y no hagas daño a nadie durante el mismo.

Todos deseamos cosas a lo largo del camino, hacia todos lados, pero también a ninguna parte. En mi caso, a veces me he desviado a tantos lugares, que he perdido la noción del espacio tiempo. Mi consejo? Enfócate en UN SOLO PUNTO en TU propio universo, en esa única estrella que brilla y te atrae, como las abejas a la miel, como el polo norte al polo sur...porque...piénsalo... No sería espectacular brillar por nosotros mismos, sin depender de nadie más que de nuestros logros, experiencias, creencias, evoluciones personales, objetivos racionales...porque al final, somos seres que por instinto, hacemos brillar a otras personas, en vez de darnos luz a nosotros mismos. Piérdete de vez en cuando, eso sí, para que aprendas, puesto que ningún escalador aprende a subir hasta la cima, sin varias veces haberse caído, y rasgado las rodillas, dejado de beber agua, porque tiene tántas ganas de alcanzar el EXITO...COMO TÚ, VERDAD? Pero también te digo, ese escalador que se pierde y aprende, que sea po